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Diario Digital Provincial

Jorge Rojas: 45 años entre la vida y la muerte. Está a cargo de la Morgue y es el más antiguo de los mil trescientos funcionarios del Hospital de Curicó.

Ago 28, 2019

 “Mi labor principal es el traslado de cadáveres, me avisan del servicio donde hay algún fallecido y yo subo a buscarlo. Luego espero a la familia para que vaya a retirarlo, les hago la entrega del cuerpo y cierro el Servicio”.

Así describe su trabajo don Jorge Rojas Núñez, auxiliar del Hospital de Curicó, quien con 45 años de servicio es el funcionario más antiguo de la institución.

Como una suerte de tabú, cuando se habla de hospitales es poco lo que se comenta de un área tan sensible como la morgue, espacio utilizado para el almacenamiento de fallecidos, los que aguardan para ser identificados y entregados. También hay situaciones especiales donde el Ministerio de Justicia ordena llevar los cuerpos al Servicio Médico Legal, en cuyo caso se realiza la autopsia respectiva. 

“Lo principal es trabajar con el respeto que el fallecido merece”

Nacido y criado en Curicó, Jorge Rojas es casado, tiene 2 hijos y 4 nietos. Desde niño estuvo ligado al hospital pues vivía a una cuadra en la escuela España. Ingresó al hospital en abril de 1974 cuando aún no cumplía los 18 años. “Me inicié como ayudante del jardinero y luego me fui al servicio de Alimentación”, relata don Jorge sobre sus primeros 20 años en el recinto.

Luego ingresó a trabajar en la morgue, donde se mantiene hasta el día de hoy. “Esta es una situación de mucha sensibilidad, lo principal es hacerlo con el respeto que el fallecido se merece y respetando el dolor ajeno. He tratado de entregar lo mejor de mí”.

Sobre qué fue lo que le motivó a trabajar en ese Servicio explica, “me entusiasmó por mi condición de bombero, había visto accidentes y tenía algunos conocimientos. Opté por venirme a este Servicio como una nueva experiencia”.

“Tengo mucha cercanía con el Hospital de Curicó”

Don Jorge cuenta que “antes de los 18 años ya estaba trabajando aquí en el Hospital por intermedio de un amigo. Nunca se me va a olvidar que cuando ingresé, mi número de reloj control que se marcaba en tarjetas era el 391”, cuenta con nostalgia.

Sobre cómo ha funcionado en estos años el Servicio explica que “siempre medicina legal funcionó en el hospital, ellos se hacían cargo de todo el movimiento de fallecidos. Hasta que vino el cambio, llegó un médico patólogo y separó las aguas. Medicina legal se fue a otro lado y en el hospital se creó EL Servicio de Apoyo de Anatomía Patológica, que hoy tiene funciones propias”.

Respecto al mensaje que entrega a las familias a quienes entrega los cuerpos, manifiesta que “a uno no le queda más que decirle a la gente que esto es mi trabajo, es mi misión, sé su sentimiento y estoy conforme con haberlo atendido bien”.

Pero algunos casos sensibilizan a cualquiera. Jorge cuenta que “la muerte de un pequeño, el bebé de días o meses te da más sensibilidad, te cuesta más actuar, especialmente cuando hay que hacerle autopsias, no es fácil manejarlo como en el adulto. Siempre me he guardado esas cosas, todo ese peso me lo he llevado”, afirma.

 “45 años de servicio es bueno, ahora quiero disfrutar a mis nietos”

Sobre el proceso que realiza a diario, explica que “primero hay que tratar de ubicar a la familia, y si no es posible, hay que recurrir a investigaciones para la toma de huellas dactilares y tener la identidad de la persona. Después de un tiempo si no hay respuesta de familia ni nada, el hospital se hace cargo, le prepara su servicio como a todo ciudadano, se habla con la Municipalidad y ellos aportan el nicho, así que se va al cementerio como corresponde”.

Respecto a su personalidad Jorge se encuentra muy reservado y asegura que lo que sucede en su trabajo no lo arrastra a su vida personal, pues se trata de emociones muy intensas. Dice que no comenta ni con familiares ni amigos las situaciones de su trabajo, por respeto a los fallecidos y sus seres queridos.

El año 2020 don Jorge Rojas se jubilará y está muy contento, “45 años de servicio es bueno, ahora quiero por lo menos disfrutar a mis nietos y estar con esta salud para mi descanso cuando me vaya. Y me iré tranquilo, yo soy agradecido porque lo que tengo y lo que soy se lo debo al hospital”, sentenció.